Basada en un caso real ocurrido en la Ciudad de México, El Castillo de la Pureza (1973), dirigida por Arturo Ripstein, narra la historia de un hombre que mantiene encerrada a su familia durante años con la intención de preservarla de un mundo que considera corrupto. A través de una puesta en escena opresiva y un lenguaje cargado de símbolos, la película explora los límites del poder patriarcal, la obediencia forzada y el encierro como forma de control moral y social.