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¿Qué es el post-cine?

@TotoAfrica

29 abr 2025

Una mutación del lenguaje audiovisual en la era digital

El término post-cine no designa un género ni una etapa claramente delimitada, sino una transformación progresiva y compleja del lenguaje cinematográfico frente a los cambios tecnológicos, culturales y perceptivos de la era digital. Más que señalar “el fin del cine”, el concepto apunta a una reconfiguración de sus formas, sus espacios de exhibición y sus modos de recepción.


Desde la proliferación de pantallas personales hasta la expansión del contenido audiovisual en redes sociales, el post-cine surge como respuesta a una realidad donde el cine tradicional —proyectado en salas, con estructura narrativa clásica y tiempo lineal— ya no es el centro exclusivo del imaginario colectivo. En su lugar, se multiplican los formatos híbridos: videoclips que narran, películas interactivas, series que experimentan con el montaje, ensayos visuales en YouTube, cine expandido en instalaciones artísticas, y experiencias inmersivas de realidad virtual.


En este contexto, los elementos fundamentales del cine —tiempo, espacio, cuerpo, montaje— se ven alterados. Las narrativas ya no siguen necesariamente un hilo cronológico, la atención del espectador se fragmenta, y las estructuras narrativas se flexibilizan para adaptarse a plataformas que privilegian lo breve, lo inmediato y lo compartible. Autores como Lev Manovich o Dominique Païni han reflexionado sobre cómo el lenguaje cinematográfico se disuelve en la cultura digital, desplazando el relato cerrado por una lógica de flujo, archivo y remix.


El post-cine también cuestiona la autoridad del autor como única figura creativa, pues ahora los espectadores no solo consumen sino también producen, reeditan, comentan y viralizan. Esta horizontalidad abre posibilidades, pero también genera desafíos: ¿cómo narrar en un contexto de sobreabundancia de imágenes? ¿Qué valor tiene una película cuando compite con miles de estímulos audiovisuales simultáneos?


A nivel industrial, esta mutación implica nuevas formas de producción y distribución. Las plataformas como Netflix, Mubi, TikTok o Vimeo alojan contenidos que desafían las categorías tradicionales, y muchos directores jóvenes se forman creando fuera del circuito institucional del cine.


El post-cine, en definitiva, no es el final del cine, sino su adaptación a un mundo interconectado, acelerado y profundamente visual. Comprenderlo no implica rechazar lo anterior, sino observar cómo el cine, como forma de arte y medio expresivo, muta para seguir dialogando con su tiempo. En esta metamorfosis, sigue latiendo la misma pregunta de siempre: ¿cómo narrar lo humano a través de las imágenes?


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